Nuestro objetivo como hortelanos es obtener plantas y frutos lo más agradables posibles a la vista y el paladar. El problema es que en el camino de este objetivo podemos encontrarnos con unos serios competidores a los que nuestros cultivos también les parezcan muy apetecibles. Estamos hablando de bichos, orugas, caracoles, hongos y demás enemigos de las plantas que pueden afectarlas, o incluso acabar con ellas. Debemos aprender a detectar estas afecciones y a clasificarlas para poder tomar las medidas pertinentes para detenerlas, eliminarlas o convivir con ellas sin que nos afecten.
En la línea de esta web vamos a conocer los métodos de defensa fitosanitaria del huerto desde dos puntos de vista, el del huerto de cultivo ecológico y el del huerto de cultivo integrado. Para el control de los problemas asociados a los cultivos utilizaremos diversas técnicas pero, tanto en un tipo de cultivo como en el otro, en muchas ocasiones será necesario hacer aplicaciones de productos fitosanitarios. La diferencia básica es que en el ecológico no podremos hacer servir productos químicos de síntesis para contrarrestar las afecciones, por lo que debemos ser conscientes de que es posible que podamos perder producciones y cultivos, ya que los productos autorizados en el cultivo ecológico tienen sus limitaciones.
Por otro lado, en el huerto integrado debemos aceptar las reglas de los plazos de seguridad de los productos que aplicamos, y no consumir las producciones hasta que se cumplan dichos plazos.
Para realizar las aplicaciones de los productos fitosanitarios necesitaremos herramientas diferentes en función del tipo de producto a aplicar. Por ejemplo, si utilizamos un producto en polvo como el azufre deberemos utilizar un espolvoreador. En el caso de productos preparados para realizar mezclas con agua debemos utilizar un pulverizador o sulfatadora.
Para lograr esos equilibrios deberemos trabajar en la gestión del huerto con:
Puede que a efectos prácticos no sea fácil conseguir mantener nuestros cultivos lejos de los efectos negativos de los enemigos de las plantas a pesar de seguir los conceptos generales de gestión fitosanitaria para cultivo ecológico. Por ejemplo, si nuestro huerto es pequeño y está cercano a otros huertos de otros propietarios que han dejado que una plaga o enfermedad evolucione, es posible que la presión de la afección sea tan grande que ni con los productos de defensa autorizados podamos detenerla. En este momento, si estamos convencidos del ideario de producción ecológica, debemos aceptar que perderemos la producción del cultivo, ya que no tenemos herramientas suficientes para salvarlo. Hay que tener en cuenta que también hay enemigos naturales de las plantas contra los que no podemos actuar y, por lo tanto, si un cultivo se ve afectado por ellos, la solución es arrancar ese cultivo y evitar que se propague a las otras plantas. Es el caso, por ejemplo, de las plantas afectadas por ciertos virus.
En los productos fitosanitarios debemos aprender a reconocer el etiquetado de los productos:
La forma de actuación de los productos también nos ayuda a decidir cuál usar. Los hay que actúan por ingestión, otros por contacto y los hay sistémicos. Éstos últimos se caracterizan por ser absorbidos por las plantas y actúan protegiéndola desde dentro, ya sea atacando a un hongo invasor o introduciendo la materia activa nociva para una plaga cuando se alimenta de la planta. Son más efectivos, ya que su distribución es más uniforme, pero a la vez más persistentes y no se pueden eliminar con un lavado como ocurre con los otros. Esto es más limitante desde el punto de vista del consumo humano, ya que deberemos agotar el plazo de seguridad para poder consumir los cultivos, pero también nos permite estar tranquilos en caso de lluvias ya que no lavará el producto y continuará haciendo su efecto positivo sobre la planta.
Es importante no hacer un uso continuado de un mismo producto contra una misma afección. La mejor manera es buscar dos materias activas diferentes y alternarlas para no generar resistencias a las plagas o patógenos. El momento de realizar las aplicaciones fitosanitarias también es importante. En general, hay que evitar las horas en que la temperatura sobrepase los 30 ºC y no realizar aplicaciones después de una lluvia con agua sobre las hojas o en horas en que el rocío aún está sobre ellas. También es importante no realizar aplicaciones con viento ya que la deriva le restaría eficacia.
Especialmente indicados son los planteles de Planteliaya que su gran tamaño de planta, y sobre todo su gran cepellón de raíces confieren a la planta una resistencia superior al resto de planteles a este tipo de enfermedades.
El control de la enfermedad una vez contraída es difícil, por lo que, en el caso de tener plantas afectadas, es recomendable arrancar, eliminar y deshacerse de esa planta (no tirar a la compostadora ya que propagaría el hongo). En el caso del cultivo fuera tierra, eliminar ese substrato y poner de nuevo tras desinfectar con lejía el recipiente de cultivo. En casos de suelos muy afectados por estos hongos se puede plantear una desinfección del suelo mediante un método conocido como Solarización que consiste en recubrir el terreno después de regarlo durante el verano con un plástico durante varias semanas para que las altas temperaturas que se produzcan maten a los hongos.
Es importante evitar los riegos por aspersión en épocas sensibles, es decir, en épocas de humedad y temperaturas altas. También en estos periodos sensibles se pueden realizar aplicaciones de fungicida preventivo a base de cobre como el Fungicida Cobre, producto autorizado para uso ecológico. Se aplica después de lluvias una vez las plantas estén secas o cada diez días aproximadamente, no más de 4-5 aplicaciones anuales.
Hay que eliminar y deshacerse de hojas o plantas muy afectadas.
Producen diversos tipos de amarilleamientos, manchas en forma de mosaicos, motitas negras, enrollados y crecimientos deformes en los tallos jóvenes.
Por suerte no suelen ser afecciones frecuentes, y el mejor método de control es eliminar y deshacerse de la planta afectada. Es muy importante no dejar la planta eliminada en la compostadora o en una zona cercana, ya que los insectos podrían seguir actuando como vectores de propagación.
No existen tratamientos efectivos contra virus, y en el caso de aparecer ataques de bacterias (en ocasiones se trata de moteados suaves en las hojas más viejas se puede controlar con aplicaciones de un fungicida a base de cobre como el Fungicida Cobre, producto autorizado para uso ecológico. Aplicar después de lluvias una vez las plantas estén secas o cada diez días aproximadamente, no más de 4-5 aplicaciones anuales.
En un huerto coexisten insectos beneficiosos y perjudiciales para nuestros cultivos. Será nuestra labor intentar proteger y potenciar a los favorables y disminuir el efecto pernicioso de los que no lo son tanto
No se deben confundir sus efectos con los causados por caracoles y babosas que se distinguen por el rastro brillante que las mucosas de estos animales dejan tras de sí.
En el caso de necesitar de nuestra intervención, y dentro de los métodos de control autorizados en cultivo ecológico podemos ayudarnos con la introducción de trampas delta o trampas de agua con atrayentes basados en feromonas sexuales que se pueden usar para controlar diversos tipos de plagas como la tuta del tomate y otras orugas como heliothis que atacan a tomate y otros cultivos.
Existen patógenos que atacan a la plaga y que se pueden aplicar como un fitosanitario. Colonizan y eliminan las larvas de estos insectos y nos sirven para su control. Es el caso de la bacteria Bacillus thurgensis que se encuentra en el producto Bactur 2X WP de Masso Garden.
También podemos aplicar insecticidas autorizados en cultivo ecológico. Son insecticidas compuestos por extractos de plantas. El Insecticida Polivalente Ecológico de Massó Garden está compuesto de piretrinas naturales provinientes de la flor del crisantemo, es un insecticida general y como tal no respeta la fauna auxiliar. Otro caso es el de la Azadiractina, materia activa del aceite de Neem presente en el producto Align de Sipcam Jardín, es un insecticida regulador del crecimiento cuyo principio activo actúa por contacto directo e ingestión de las larvas y se extrae de las semillas de los frutos del árbol del neem, es un producto de probada eficiencia insecticida.